Introducción
La depresión afecta a una de cada 10 mujeres
durante el embarazo, por lo que aumentar nuestro conocimiento sobre la
seguridad de estos fármacos en esta situación es una prioridad de salud
pública.
Creemos que es muy importante tratar un tema
metodológico previo, antes de desglosar los principales conocimientos actuales
sobre el uso de los antidepresivos en el embarazo. Todos los estudios que vamos
a comentar son observacionales, es decir, no son estudios aleatorizados y esto
implica unas limitaciones que es fundamental tener en cuenta1. El
patrón oro de los estudios científicos es el estudio controlado aleatorizado
pero este estándar, por razones éticas, no se puede aplicar al estudio de los
efectos de los psicofármacos durante el embarazo. Algunos de los estudios que
mencionaremos son prospectivos y observacionales, otros son retrospectivos y
utilizan registros sanitarios y otras bases de datos, pero ninguno es
aleatorizado.
Cuando los sujetos de un estudio no están
aleatorizados a su respectivo tratamiento puede haber diferencias basales muy
significativas entre los grupos, diferencias que afectan a los resultados del
estudio. Por ejemplo, Boukhris et al2 realizaron un estudio de
mujeres a las que se les había administrado o no un antidepresivo durante el
embarazo y se observó que las que habían recibido antidepresivos tenían más
edad, menos nivel de estudios y más probabilidad de vivir solas y de recibir
ayudas sociales. Asimismo, padecían diabetes e hipertensión en mayor medida y
podría haber habido otras diferencias que no se midieron, como el consumo de
tabaco o el uso de otros tóxicos. Todas estas variables pueden haber influido
notablemente en los resultados del estudio, en lugar del uso de antidepresivos.
Un caso especial de sesgo debido a la
ausencia de randomización es la confusión con la indicación3 (confounding
by indication). Esto ocurre cuando atribuimos un resultado al fármaco empleado,
pero el resultado se debe en realidad a la enfermedad para la que se ha
prescrito el fármaco. Consideremos un hipotético estudio en el que se encuentra
que los ISRS se asocian a un bajo peso al nacer. Es posible que los inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) comprometan el crecimiento fetal,
pero es también posible que, dado que la depresión se asocia a pérdida de
apetito, disminución del peso materno y peor nutrición materna, ese resultado
se deba a la propia depresión materna.
Para intentar solucionar todos estos problemas
se utilizan diversos métodos estadísticos, como la regresión múltiple, pero hay
que entender también sus limitaciones. Por ejemplo, no se pueden incluir
variables que no se han medido, o que no están en la base de datos y puede
haber factores que influyen en el resultado que desconocemos y que, por lo
tanto, no podemos controlar.
Finalmente, tenemos que considerar la
probable influencia de los factores genéticos. A la hora de examinar los
posibles efectos postnatales de los antidepresivos sobre el neurodesarrollo y de
que nos planteemos su potencial influencia en la aparición de trastornos como
el TDAH o el Autismo, tenemos que ser conscientes de que existe un solapamiento
genético entre la depresión y el TDAH y también con el Autismo. Veremos al
final que los nuevos estudios están empezando ya a controlar estos factores
genéticos.
TERATOGENESIS
En el otoño de 2005 GlaxoSmithKline publicó
en su web4 los resultados de un estudio en el que aparecía una
incidencia de malformaciones cardiovasculares del 2% con el uso de paroxetina
durante el embarazo y luego aparecieron más artículos con diferentes resultados.
Basándose en estos estudios, la FDA publicó un aviso (warning) recomendando
evitar el empleo de Paroxetina durante el embarazo y cambiándola de la clase C
a la clase D de su ya antigua clasificación.
No obstante, mientras esta polémica se
clarifica, parece razonable evitar la Paroxetina en pacientes que tienen planes
de quedarse embarazadas en un futuro cercano. De hecho, guías como la NICE la consideran
contraindicada en el embarazo.
Sin embargo, otra conclusión bastante fiable
es que cualquier riesgo de aumento de malformaciones con el uso de
antidepresivos sería muy pequeño en términos absolutos. Por ello, la posición
conjunta del Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología y de la American Psychiatric Association de
Agosto de 20095 es que las
mujeres con depresión mayor que contemplan el embarazo, o que están ya embarazadas, pueden iniciar o
continuar la toma de antidepresivos. Tenemos que interpretar todos estos
estudios en el contexto de que el riesgo basal de cualquier malformación
congénita al nacer está en torno al 3,5%. Por ejemplo, los defectos de
obstrucción al flujo del ventrículo derecho ocurren en 5,5 por 10.000
nacimientos. Esto quiere decir que aunque los ISRS doblaran el riesgo aún así
el riesgo de tener un niño afectado sería sólo del 0,1%.
SINDROMES
PERINATALES
Riesgo
de Aborto Espontáneo:
La bibliografía refleja un aumento del riesgo
de aborto espontáneo -aproximadamente el doble de la tasa normal - con cifras
de un 14,8% en conjunto para los ISRS y de un 12.2% para los antidepresivos
tricíclicos (ATC), siendo de un 6,7-8% en la población general. Por otro lado
hay que tener en cuenta que las cifras de aborto espontáneo en mujeres
depresivas no tratadas son similares a las que acabamos de señalar por lo que
es difícil evaluar si el riesgo es por la medicación o por la depresión de
base. El parto prematuro y el bajo peso al nacer también se asocia a mujeres
depresivas no tratadas.
Síndrome
Neonatal:
Se ha relacionado la toma de ISRS con un
mayor riesgo de parto prematuro (1,57 veces mayor) y de bajo peso al nacer
(1,58), aunque los datos que apoyan estas conclusiones son calificados de ambiguos
en una revisión de la literatura relativamente reciente6
Por otro lado, hasta un 30% de los neonatos
expuestos a ISRS durante el tercer trimestre experimentan problemas adaptativos
transitorios, el llamado cuadro de Mala Adaptación Neonatal.
Hipertensión
Pulmonar Persistente del Recién Nacido (PPHN):
Un estudio ya antiguo de Chambers7
encontró un riesgo 6 veces mayor de sufrir PPHN cuando el feto se expone a
antidepresivos ISRS después de la semana 20 de gestación. Estudios posteriores
no han confirmado esto, pero aunque Chambers tuviera razón y los ISRS tuvieran
un papel causal, estos fármacos conferirían un riesgo en <1 de 100 niños
expuestos, al margen de que lo más probable es que esta condición fuera
autolimitada y tratable en una unidad de cuidados intensivos.
SECUELAS
POST-NATALES EN EL DESARROLLO
Este es un área muy poco estudiada. Existe
una lógica preocupación acerca de las consecuencias a largo plazo sobre
inteligencia, lenguaje y desarrollo psicomotor del uso de antidepresivos
durante el embarazo y los hallazgos vuelven a ser contradictorios. Algunos
encuentran asociación con trastornos del lenguaje8 y trastornos del
desarrollo y autismo9.
Pero vamos a comentar con un poco más de
extensión un par de estudios muy interesantes que acaban de ser publicados y
que metodológicamente creemos que cambian el terreno de juego en el que se
venía desarrollando la investigación sobre los efectos de los antidepresivos en
el embarazo.
El primero de ellos es el de Sujan y cols.10,
que es un estudio retrospectivo de cohorte realizado sobre un registro sueco, el
cual concluye, después de ajustar para factores que pueden confundir los
resultados, que hay un pequeño aumento del riesgo de parto prematuro, pero no
existe aumento del riesgo de bajo peso al nacer ni de TDAH y Autismo. Vamos a
ver algunos de los aspectos de la metodología, porque son realmente
innovadores. Uno de ellos es que miden la dispensación de antidepresivos en el
padre como control y encuentran que se asocia a Autismo y TDAH. Dado que no
conocemos ningún mecanismo por el que la toma de antidepresivos del padre
afecte de forma intrauterina al feto, hay que concluir que la explicación de
esta asociación tiene que deberse a factores genéticos o familiares/ambientales
y no al uso de antidepresivos. Para controlar los factores genéticos Sujan y
cols. compararon, dentro de la misma familia, a hermanos expuestos a
antidepresivos, con hermanos no expuestos. Los resultados son que no hay
diferencias significativas entre los hermanos, en presencia de parto prematuro,
bajo peso al nacer, TDAH ni Autismo.
El segundo estudio es el de Brown et al11
que sólo investiga la relación entre antidepresivos serotoninérgicos y Autismo,
de forma retrospectiva en una muestra de Ontario, Canadá. Este estudio también
utiliza la comparación con hermanos para controlar factores genéticos, así como
una técnica estadística sofisticada, la HDPS (high-dimensional propensity
score) para controlar un gran número de variables. Pero realizan algo
relativamente sorprendente, que es estudiar el riesgo de autismo de niños cuyas
madres recibieron antidepresivos de 90 a 365 días antes del embarazo y que no
los recibieron durante el embarazo. Los resultados son que el riesgo de autismo
está aumentado en estos niños cuyas madres usaron antidepresivos antes del
embarazo y no durante el mismo en comparación con hijos de madres no expuestas.
Esto sugiere que nos encontramos ante una confusión por la indicación como
comentábamos en la introducción. La conclusión del estudio es que la exposición
a antidepresivos no se asocia a trastornos del espectro autista.
Conclusiones
En los últimos veinte años se ha estudiado extensamente la
seguridad de los antidepresivos con respecto al riesgo de teratogénesis,
síndromes perinatales, complicaciones postnatales del neurodesarrollo y
lactancia. La metodología de los estudios tiene limitaciones y la conclusión
provisional es que el riesgo de los antidepresivos es bajo y su uso está
justificado, siempre que estén indicados.
Bibliografía:
1-
Andrade C.
Propensity Score Matching in nonrandomized studies: a concept simply explained
using antidepressant treatment during pregnancy an an example. J Clin
Psychiatry. 2017;78(2):e162-e165. En: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28234438
2-
Boukhris T, Sheehy
O, Mottron L, et al. Antidepressant use during pregnancy and the risk of autism
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3-
Kyriacou DN, Lewis
RJ. Confounding by indication in clinical research. JAMA.
2016;316(17):1818-1819. En:
https://jamanetwork.com/journals/jama/article-abstract/2576568
4- GlaxoSmithKline:
Epidemiology study: paroxetine in the first trimester and the prevalence of
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TF, Dell DL Stotland N et al. The management of depression during pregnancy: a
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6- Nordeng H,
Spigset O. Treatment with selective serotonin reuptake inhibitors in the third
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7- Chambers CD,
Hernandez-Diaz S, Van Marter LJ, et al. Selective serotonin-reuptake inhibitors
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2006; 354:579-587. En: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16467545
8- Brown AS et al. Association of selective
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and motor disorders in offspring. JAMA Psychiatry. 2016. doi: 10.1001/jamapsychiatry.2016.2594. En: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27732704
9- Healy D, Le Noury J and Mangin D. Links
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delay/spectrum disorders: a systematic review of epidemiological and
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2016; 28:125-141. En: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27662278
10- Sujan AC et al. Associations of maternal
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small for gestational age, autism spectrum disorder, and
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11- Brown HK et al. Association between
serotonergic antidepresant use during pregnancy and autism spectrum disorder in
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Dr. Pablo Malo Ocejo. Psiquiatra. CSM Bombero Etxaniz. Bilbao. Red de Salud Mental de Bizkaia.