En esta entrada se ofrece una síntesis de las evidencias
actuales acerca de las consecuencias que tienen los consumos de opioides
durante el embarazo y de las opciones terapéuticas más recomendadas. Pretende
ser una visión rápida que será completada con entradas que profundizarán en
aspectos específicos o ampliada en otras publicaciones de los autores1,2.
Consumos de
opioides.
De forma esquemática podemos identificar tres tipos de tomas
posibles de opioides diferenciadas en las mujeres embarazadas:
1-
Sustancias ilícitas: heroína generalmente,
mezclada con productos de corte. En este caso se añaden muchas veces complicaciones
de los estilos de vida asociados: uso de otras sustancias, violencia, problemas
de alojamiento y cuidados personales, enfermedades infecciosas…
2-
Tratamientos asistidos con medicación: metadona
o buprenorfina.
3-
Analgésicos opioides. A este respecto tengamos
en cuenta que en EEUU, donde se va acumulando información detallada sobre el
aumento en los consumos de opioides a partir de prescripciones de analgésicos,
se ve que la población más frecuentemente afectada son mujeres.
Consecuencias del
uso durante el embarazo.
Los opioides que consumen las mujeres embarazadas llegan con
facilidad al feto. No se ha demostrado que generen malformaciones.
Existen evidencias de mayor riesgo de aborto, parto
prematuro y bajo peso. Se considera que
el motivo principal es el estrés generado mediante los ciclos
intoxicación/abstinencia y las condiciones de vida, como se representa en la
imagen, adaptada de Young y Martin3. Durante los momentos de
abstinencia se produce liberación de catecolaminas, él útero se contrae y se
reduce el oxígeno disponible. En el líquido amniótico se ven elevados los
niveles de noradrenalina y el feto se hiperactiva, generando mayor demanda de un
oxígeno, que está menos disponible4.
Tras el parto, puede presentarse un Síndrome de Abstinencia
Neonatal (SAN). El SAN causado por opioides se caracteriza por irritabilidad,
alteraciones del sueño y del tono muscular, dificultades para la alimentación, vómitos,
estreñimiento y disfunción autonómica.
Estos síntomas se presentan con mayor o menor frecuencia en intensidad según el
tipo de opioide y momento del último consumo, uso de otros fármacos, alcohol o
tabaco y factores de la madre y el neonato5. En el tratamiento del
SAN se usan agonistas opioides en el 40-90% de los casos.
Tratamiento.
El tratamiento estándar de los trastornos por consumo de
opioides se dirige a la complejidad de áreas vitales afectadas, precisando
múltiples componentes siendo uno de ellos, importante, el uso de agonistas
opioides: metadona o buprenorfina. Ayudan a evitar los síntomas de abstinencia
y a disminuir los deseos de consumo, permitiendo un mayor aprovechamiento de
los otros componentes del tratamiento. Interrumpir los ciclos
intoxicación-abstinencia resulta especialmente interesante durante el embarazo
porque parece estar detrás de las consecuencias para el feto.
Se ha recomendado metadona como agonista de elección de
forma clásica, pero a medida que se ha acumulado información sobre buprenorfina
se ha evidenciado que es otra opción con poco riesgo para el feto. En animales,
a dosis más altas que en humanos, y sin significancia clínica se han asociado
exencefalias al uso de metadona. También atribuible a metadona y con poca
significación clínica, se ha descrito un desarrollo visual alterado, aunque
parecen descartarse alteraciones en
desarrollo cognitivo, psicomotriz o de conducta. Estudios preclínicos de buprenorfina
no mostraron malformaciones y en neonatos no se ha visto teratogenia. En la
tabla 1 se exponen algunas diferencias pero lo que más marca es el inicio:
buprenorfina precisa para su inducción clínica una situación de abstinencia al
ser un agonista parcial, con lo que resulta más fácil usar metadona si la mujer
embarazada no seguía ya un tratamiento, en cuyo caso es práctica habitual
continuar con el que ya se usaba.
Metadona
|
Buprenorfina
|
Mayor retención en tratamientos
|
Menos nacimientos prematuros
|
Mayor peso al nacimiento
|
|
Mayor circunferencia cefálica
|
|
SAN menos frecuentes e intensos
|
|
Algunas diferencias en resultados6,7
|
Deben tenerse en cuento los cambios farmacocinéticos que se
producen durante el embarazo, por el aumento del peso, del volumen
intravascular y de la aclaración renal, sobre todo durante el segundo y tercer
trimestre. Habrá que ajustar las dosis y la frecuencia de administración de
metadona: la vida media disminuye hasta 6-8 horas, por lo que puede ser necesario
distribuir la dosis en 2 o 3 tomas al día. La dosis es variable, se ajusta
según clínica y se desaconseja que sean bajas buscando menor exposición del
feto, ya que puede aumentar los episodios de abstinencia y de craving en las madres,
dificultando una buena evolución. Además no se ha apreciado diferencia en la severidad
y/o duración del SAN entre dosis de 40, 60 y 80 mg de metadona al final del
embarazo. Se recomienda considerar el posible incremento del intervalo QT
causado por metadona8,9. También se han descrito incrementos en la
dosis necesaria de buprenorfina y ocasiones en que es preciso distribuir la
dosis en 2 tomas al día. Respecto a la naloxona presente en la preparación comercial disponible, no se
detecta en la sangre tras uso oral y en niveles muy bajos tras uso sublingual,
lo que hace esperar un paso muy escaso al feto y estudios animales no han
mostrado teratogenia. Con lo cual, aunque se recomienda preferentemente el uso
de buprenorfina aislada, si está disponible,
no resulta un freno para su uso en la clínica habitual10.
Algunos autores proponen que naltrexona puede ser útil en un
pequeño subgrupo de mujeres especialmente motivadas11, pero puede
provocar abstinencia, genera mayor vulnerabilidad para las recaídas y dificulta
el tratamiento analgésico por el bloqueo de medicación opioide. Esperamos
realizar una entrada detallada sobre las evidencias acumuladas en contra de las
estrategias de desintoxicación y a favor del uso de agonistas.
Consecuencias del
uso durante la lactancia.
De forma análoga a cómo durante el embarazo los opioides no
han mostrado teratogenia, también morfina se ha mostrado generalmente segura en
mujeres que dan el pecho. Heroína se transforma lentamente en morfina, pero
habitualmente no va sola sino que está adulterada con otras sustancias.
La recomendación general es mantener la lactancia materna y
usar agonistas opioides, salvo que comorbilidades como el VIH o estilos de vida
la desaconsejen. Se recomienda usar las dosis terapéuticas habituales de
Metadona, no dosis bajas, como se recomendó durante años: los lactantes ya han
sido expuestos en el embarazo, las concentraciones en leche materna son bajas y
aunque en general la dosis que reciben los lactantes vía leche materna no es
suficiente, ayuda a modular la intensidad del SAN13. Buprenorfina se
considera un tratamiento seguro porque las concentraciones que pasan a la leche
materna son escasas y no parecen tener consecuencias en el desarrollo de los
lactantes14. Y la biodisponibilidad de naloxona, presente en la
presentación comercial en España, es mínima y no se considera una razón para
interrumpir la lactancia. Tampoco sería motivo para interrumpir la lactancia el
uso de Naltrexona aunque no es una estrategia terapéutica habitual porque pasa
escasamente a leche materna y los lactantes no muestran afectación15.
Conclusiones
Los opioides generan daños si se usan durante el embarazo
mediante los ciclos de intoxicación/abstinencia y las condiciones de vida
asociadas. Así que de la misma manera que en otras situaciones clínicas es
importante actuar sobre todos los aspectos vitales afectados y los agonistas
opioides son un apoyo seguro que permite aumentar las posibilidades de
recuperación, evitando en este caso daños en el feto y el lactante. Otras
opciones como la desintoxicación y el tratamiento con Naltrexona son utilizadas
en algunos casos, pero se desaconsejan en términos generales.
Referencias
1.
Zardoya MJ, Medrano J, Pacheco L (Directores).
Uso de psicofármacos durante el embarazo y la lactancia. 2ª ed. Vitoria-Gazteiz
(Álava): Osakidetza. 2016. El PDF del texto puede solicitarse gratuitamente a
la siguiente dirección: coordinación@osakidetza.eus
2.
Oraa R, Prieto M, Zardoya MJ, Uriarte J, Malo P,
Medrano J, Pacheco L. Manejo de psicofármacos en los trastornos por uso de
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3.
Young JL, Martin PR. Treatment of opioid
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4.
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