Aunque
comercialmente huérfano y con estrecho margen terapéutico, el litio es aún el
eutimizante de referencia y uno de los pocos productos que reducen el riesgo de
suicidio1. No es menor mérito que su poliédrica farmacodinamia haya
servido para apoyar las sucesivas teorías que desde hace medio siglo intentan
explicar la fisiopatología del TAB2. Históricamente se le consideró teratogénico y se contraindicó en gestantes, pero en los últimos años se ha
constatado un riesgo malformativo menor de lo sospechado que permitiría usarlo
en casos concretos3, máxime considerando que otros eutimizantes
tienen una teratogenia más amplia y grave, como se verá más adelante.
El litio difunde a través de la placenta, alcanzando
concentraciones en sangre de cordón umbilical equivalentes a las de la sangre
materna y mayores en líquido amniótico, dato este de implicaciones desconocidas4. En el embarazo aumenta significativamente la volemia y el
aclaramiento de litio, requiriéndose dosis mayores para mantener litemias
terapéuticas. En cambio, en torno al parto se reduce mucho el aclaramiento
renal y por ello la litemia puede aumentar de forma brusca y significativa,
exponiendo al feto a un mayor riesgo de complicaciones perinatales5. Finalmente, tras el parto disminuye mucho el volumen
vascular6, y al reducirse el aclaramiento renal se requerirán dosis
menores para obtener litemias eficaces y se podrá restablecer la pauta previa
al embarazo. En el puerperio, el tratamiento es crucial, por el elevado riesgo
de descompensación asociado, y si se emplea litio deberá valorarse lactancia
materna (ver entrada posterior). Los cambios en la farmacocinética del litio y
las actuaciones terapéuticas que imponen litio han sido objeto de un reciente
artículo7 que ha sido comentado
hace escasas fechas en este blog.
En
lo que se refiere a la teratogenia del litio, las series analizadas en su
momento, pequeñas y verosímilmente sesgadas por derivarse de la declaración
voluntaria de complicaciones, sugerían que tras la exposición a litio durante
el primer trimestre se producía era muy elevado el riesgo de malformaciones (en
torno al 11%). Entre ellas, destacaban las cardiovasculares (8%) y muy
particularmente, la Anomalía de Ebstein (AE) o distopia de la válvula
tricúspide (2,5%)8. El curso y pronóstico de la AE puede llegar a
ser letal, según su amplitud o la presencia de malformaciones asociadas
(comunicación interauricular, estenosis valvular pulmonar, atresia pulmonar,
arritmias)9.
En
su momento algunos autores apuntaron que esta anomalía se daba en los niños
expuestos al litio durante la organogénesis con una frecuencia 400 veces
superior a la observada en la población general10, lo que sin duda
contribuyó a que se evitase el uso del fármaco en mujeres embarazadas. Más
adelante, se demostró que el riesgo de AE era menor11, 10-20 veces
superior al de la población general. Esta proporción es todavía muy
desfavorable en términos relativos, pero en términos absolutos hay que considerar que la
incidencia de AE en la población general es del 0.005%, por lo que tras la
exposición a litio en el primer trimestre oscilará entre el 0.05 y el 0.01%12. En otros términos, de
cada 100 niños expuestos, más de 99 no la desarrollan13. Por lo
tanto, esta baja incidencia hace que al plantearse el uso de litio en el
embarazo pueda tener más peso la prevención de recurrencias agudas (que, como
se indicó en una entrada previa, es elevadísima en ausencia de eutimizantes) que
evitar las malformaciones derivadas del uso del litio.
Algunos estudios
posteriores encontraron tasas de malformaciones generales similares a las del
grupo control14, lo que hace que sea cuestionable la teratogeneidad
del litio15. No obstante, se observó16 un mayor riesgo de
aborto espontáneo y de anomalías cardiovasculares que sin alcanzar
significación estadística implican relevancia clínica. Más recientemente, en el
estudio más amplio publicado hasta la fecha17 la exposición al litio
en la organogénesis se asoció un riesgo de malformaciones cardiacas menor al
previamente informado, aunque dosis-dependiente, de modo que es tres veces
mayor cuando se han empleado dosis
superiores a 900 mg/d, frente a la registrada a dosis que no rebasan los 600 mg/d. Finalmente, otro
estudio concluyó que la AE parece más relacionada con la enfermedad mental de
la madre que con el uso de litio18.
Así pues, la
exposición a litio durante la organogénesis se asocia a malformaciones
cardiovasculares y AE, pero en menor medida que lo clásicamente aseverado. Dado
que el TAB entraña riesgos para el feto y para la embarazada los estudios que
profundicen en la cuestión deberán comparar los resultados de gestaciones en
mujeres con TAB con y sin tratamiento con litio. Desde el punto de vista
clínico, se recomienda realizar estudios ecográficos 2D y ecocardiografía fetal
a las 16 semanas de gestación19, complementadas con revisiones
ecocardiográficas a las 18-23 semanas5.
Bibliografía
1.- Chisolm MS,
Payne JL. Management of psychotropic drugs during pregnancy. BMJ 2016;
532:h5918 [Texto
completo]
2.- Newport DJ, Viguera AC,
Beach AJ, Ritchie JC, Cohen LS, Stowe ZN. Lithium placental passage and
obstetrical outcome: implications for clinical management during late
pregnancy. Am J Psychiatry 2005; 162:2162-70 [Texto
completo].
3.- Gentile S.
Lithium in pregnancy: the need to treat, the duty to ensure safety. Expert Opin
Drug Saf 2012; 11:425-37 [Texto
completo].
4.- Grandjean EM, Aubry JM.
Lithium: updated human knowledge using an evidence-based approach: part III:
clinical safety. CNS Drugs 2009; 23:397-418 [Abstract]
5.- Bowden CL.
Dosing strategies and time course of response to antimanic drugs. J Clin
Psychiatry 1996; 57(suppl 13):4-9 [Abstract]
6.- Radford DJ, Graff RF,
Neilson GH. Diagnosis and natural history of Ebstein's anomaly. Br Heart J
1985; 54:517-22 [Texto
completo]
7.- Wesseloo R, Wierdsma AI, van
Kamp IL y cols. Lithium dosing strategies during pregnancy and the postpartum
period. Br J Psychiatry. 2017;211:31-36. doi: 10.1192/bjp.bp.116.192799 [Abstract]
8.- Schou M,
Amdisen A, Steenstrup OR. Lithium and pregnancy. II. Hazards to women given
lithium during pregnancy and delivery. Br Med J 1973; 2(5859):137-8 [Texto
completo]
9.- Weinstein
MR. Lithium treatment of women during pregnancy and in the post-delivery
period. En Johnson FN, editor. Handbook of lithium therapy. Lancaster, England:
MTP, 1980; p. 421-9
10.- Gaviria SL.
Tratamiento del trastorno afectivo bipolar en el embarazo. Rev Chil Neuro-Psiquiat
2008; 46:43-54 [Texto
completo]
11.- Nora JJ, Nora AH,
Toews WH. Letter: Lithium, Ebstein's anomaly, and other congenital heart
defects. Lancet 1974; 2(7880):594-5.
12.- Jacobson SJ,
Jones K, Johnson K, y cols. Prospective multicentre study of pregnancy outcome
after lithium exposure during first trimester. Lancet 1992; 339:530-3 [Abstract]
13.- Cohen LS, Friedman JM, Jefferson JW,
Johnson EM, Weiner ML. A reevaluation of risk of in utero exposure to lithium.
JAMA 1994; 271:146-50 [Abstract]
14.- Yacobi S, Ornoy A.
Is lithium a real teratogen? What can we conclude from the prospective versus
retrospective studies? A review. Isr J Psychiatry Relat Sci 2008; 45:95-106 [Texto completo]
15.- McKnight RF,
Adida M, Budge K, Stockton S, Goodwin GM, Geddes JR. Lithium toxicity profile:
a systematic review and meta-analysis. Lancet 2012; 379:721-8 [Abstract].
16.- Diav-Citrin O,
Shechtman S, Tahover E, y cols. Pregnancy outcome following in utero
exposure to lithium: a prospective, comparative, observational study. Am J Psychiatry
2014; 171:785-94 [Texto
completo].
17.- Patorno E,
Huybrechts KF, Bateman BT, y cols. Lithium Use in Pregnancy and the Risk of
Cardiac Malformations. N Engl J Med 2017; 376:2245-225 [Texto completo]
18.- Boyle B,
Garne E, Loane M, y cols. The changing epidemiology of Ebstein's
anomaly and its relationship with maternal mental health conditions: a European
registry-based study. Cardiol Young 2017; 27:677-685 [Texto
completo].
19.- Yonkers KA, Wisner KL,
Stowe Z, y cols. Management of bipolar disorder during pregnancy and the
postpartum period. Am J Psychiatry 2004; 161:608-20 [Texto
completo].
Juan Medrano Albéniz. Psiquiatra. Comarca Ezkerraldea. Red de Salud Mental de Bizkaia.
Juan Medrano Albéniz. Psiquiatra. Comarca Ezkerraldea. Red de Salud Mental de Bizkaia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario